sábado, 5 de septiembre de 2009

"Arché" o la generosa inocencia (I)


Ella. Intuía que la mirada que emanaba de esos ojos negros, entre desbrujulada y a la búsqueda de lo indefinido, era capaz de captar sorprendentes intangibles, como el acuoso arjé, sustancia primigenia del universo, ésa que un día Tales, el sabio de Mileto, pensó como factible para el esbozo de su teoría sobre la naturaleza. 

Entre las ventanas de las retinas que se abrían y se cerraban inconscientemente a la luz del mundo de los hombres y de las cosas, ahí transitaba el secreto de su hechizo, no mágico porque se revelara como plausible por mor de un neonato deseo, sino a causa de su desconcertante ingenuidad, extrañamente cercana al palpitar del críptico arjé del filósofo jónico.





El artificio en ella tornábase natural, totalmente desarmado por una sencillez que acudía con presteza a su rescate. Era inútil sugerirle poesía, porque ella la transformaba mediante una enigmática sonrisa en filosofía del arte, y tarea baldía susurrarle retazos de ontología aplicada para tiempos mejores, ya que a su lado se metamorfoseaban en versos de fina lluvia creados por la insondable mecánica cuántica del instante, misteriosa isla temporal que deambulaba como un náufrago a la deriva entre las turbulentas aguas del recuerdo y la imaginación.


Y lo irracional no era un atributo de la locura, sino el preludio del derribo del mítico muro de la esperanza, inasible mano perpetuamente tendida que ella recogió enmedio de un halo de reverente asombro. Diríase que el hábitat mental del conocimiento alimentado por la razón se había desvanecido a causa de la perplejidad desvelada por la súbita grieta de una sensación inaprensible...

http://citizenbayle.blogspot.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario